La familia en el proceso educativo
La familia es el
grupo humano primario más importante en la vida del hombre, la institución más
estable de la historia de la humanidad. El hombre vive en familia, aquella en
la que nace, y, posteriormente, la que el mismo crea. Es innegable que, cada
hombre o mujer, al unirse como pareja, aportan a la familia recién creada su
manera de pensar, sus valores y actitudes; trasmiten luego a sus hijos los
modos de actuar con los objetos, formas de relación con las personas, normas de
comportamiento social, que reflejan mucho de lo que ellos mismos en su temprana
niñez y durante toda la vida, aprendieron e hicieron suyos en sus respectivas
familias, para así crear un ciclo que vuelve a repetirse.
Algunos
científicos, varios de ellos antropólogos, afirman que las funciones que cumple
la familia, persisten y persistirán a través de todos los tiempos, pues esta
forma de organización es propia de la especie humana, le es inherente al
hombre, por su doble condición de SER individual y SER social y, de forma
natural requiere de éste, su grupo primario de origen.
Experiencias
llevadas a cabo en algunos países, respondiendo a necesidades circunstanciales
de los mismos, confirman la afirmación anterior.
En la década del
80, en el estado de Israel, con el fin de convertir con urgencia las tierras
desérticas en granjas, se instituyeron una especie de comunas denominadas
kibbutz, con el fin de utilizar toda la mano de obra disponible en ese empeño.
En estas comunidades todas las personas comparten logros y esfuerzos y, tanto
esposa como esposo contribuyen al trabajo con independencia del otro, en la
tarea que sea de mayor utilidad. Los niños son llevados a instituciones
infantiles de la propia comunidad, donde madres de allí mismo son entrenadas
especialmente para cuidar de todos los niños de la comunidad. Allí permanecen
por grupos etários hasta que finalizan la educación media superior, entonces,
si lo desean, pueden ser parte del kibbutz.
Durante su
permanencia en la institución infantil el niño puede conocer a sus padres y
pasar temporadas con ellos. Casi todas las madres alimentan a sus hijos durante
los primeros meses de vida y, según crecen, pasan más tiempo con sus padres, en
la noche y fines de semana.
En una
publicación mexicana de 1986 se expresaba lo siguiente: “Las personas que
aprueban el sistema Kibbutz opinan que esta forma de vida libera a los padres
para hacer todo lo posible por el bien de la comunidad y las relaciones
familiares descansan sobre bases más relajadas y agradables” y afirmaba que
este tipo de organización tendía a aumentar y satisfacía a la mayoría de la
población de ese país.
Sin embargo, en
una publicación de 1992, del propio país, se planteaba que en ese año sólo se
mantenían en los Kibbutz el 4% de la población israelita y que esta cifra tendía
a disminuir progresivamente”.
Experiencias
similares han tenido el mismo fin.
Cada familia
tiene un modo de vida determinado, que depende de sus condiciones de vida, de
sus actividades sociales, y de las relaciones sociales de sus miembros. El
concepto incluye las actividades de la vida familiar y las relaciones
intrafamiliares, que son específicas del nivel de funcionamiento psicológico de
este pequeño grupo humano; aunque reflejan, en última instancia, las
actividades y relaciones extrafamiliares.
En esta
concepción del modo de vida es necesario incluir el proceso y el resultado de
la representación y regulación consciente de estas condiciones por sus
integrantes. Los miembros de la familia se hacen una imagen subjetiva de
diversos aspectos de sus condiciones de vida, sus actividades e
interrelaciones; y sobre esa base regulan su comportamiento, aunque en la vida
familiar hay importantes aspectos que escapan a su control consciente.
Las actividades
y relaciones intrafamiliares, que los estudiosos agrupan –fundamentalmente por
su contenido- en las llamadas funciones familiares, están encaminadas a la
satisfacción de importantes necesidades de sus miembros, aunque no como
individuos aislados, sino en estrecha interdependencia. El carácter social de
dichas actividades y relaciones viene dado porque encarnan todo el legado
histórico social presente en la cultura; porque los objetos que satisfacen esas
necesidades, y la forma misma de satisfacerlas han devenido con la cultura en
objetos sociales.
Pero, además, a
través de estas actividades y relaciones en esa vida grupal, se produce la
formación y transformación de la personalidad de sus integrantes. O sea, estas
actividades y relaciones intrafamiliares tienen la propiedad de formar en los
hijos las primeras cualidades de personalidad y de trasmitir los conocimientos
iniciales que son la condición para la asimilación ulterior del resto de las
relaciones sociales.
El concepto de
función familiar, común en la sociología contemporánea, se comprende como la
interrelación y transformación real que se opera en la familia a través de sus
relaciones o actividades sociales, así como por efecto de las mismas.
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